sábado, 9 de febrero de 2008

Miriana (1º Capítulo)

Este es el primer capítulo de una historia que estoy escribiendo, y como no tengo nada mejor que hacer, voy ha ir colgandola en el blog para que la lea todo el que quiera. Eso si, Julián, tú apareceras más adelante en la historia, así que no te preocupes, y otra cosa, en está historia no tengo ningún favoritismo con los profesores, solo los he escogido, dicho esto, empiezo con mi historia:

MIRIANA

Este es el primer capítulo de un libro que he empezado ha escribir. En este primer capitulo conoceremos a los protagonistas y leeremos lo que ocurrirá con Álvaro y Anita, dos muchachos que tienen la desgracia de encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado…
CAPITULO UNO: EL INCENDIO.

Álvaro, un chico alto, de 14 años, moreno y con los ojos negros, y Anita, una chica de 15 años castaña rizada y con los ojos marrones, se levantaron como si fuese un día normal, saludaron a sus padres normalmente, salieron por la puerta para ir a clase como tantos días, pero lo que no sabían era que hoy no iba ha ser un día normal.

Cuando Álvaro llegó al Instituto se encontró con Anita, que le esperaba antes de entrar en clase.

Álvaro: Buenos días Anita ¿Qué tal?

Anita: Hola Álvaro. Llegamos tarde a Física.

Álvaro y Anita entraron en el instituto. Cuando llegaron al pasillo que daba a su clase se encontraron con Andrea, una chica de 15 años rubia de ojos azules, y a Noelia, la amiga de Andrea de 15 años con el pelo largo moreno sin rizar con los ojos marrones. Ambas se encontraban sentadas en el pasillo, seguramente por hablar.

Andrea: (Levantándose) ¡¿Estas son horas de llegar?!

Noelia: (Con miedo) Llegáis tarde, Antonia ya esta en clase.

Rápidamente, Álvaro y Anita entraron a clase y, en efecto, Antonia, su profesora de Física y Química que ronda los 45 años, alta, morena con los ojos grises, ya estaba dando clase.

Antonia: (Inquisitiva) ¿Estas son horas de llegar?

Anita: Lo siento profe, es que estábamos en el baño.

Antonia: (Con ironía) ¿Con el señorito Álvaro, en el baño?

Antonia clavó sus inquisitivos ojos en Álvaro esperando una respuesta.

Álvaro: (Suspirando) Me he quedado dormido, por eso he llegado más tarde.

Antonia: (Sonriendo) Me alegro que sea más sincero que su amiga señorito Álvaro, por esa muestra de sinceridad se libra del castigo. Señorita Ana, usted se vendrá conmigo al laboratorio cuando llegue el recreo. Sentaos inmediatamente, ya me habéis hecho perder tiempo.

Anita y Álvaro se sentaron en sus respectivos lugares, este último contento por librarse del castigo.

La hora de Física paso a toda velocidad, lo que era muy extraño para los chicos, ya que siempre la clase de Física era muy aburrida.

Anita: (Con enfado) Eres tú el que llega tarde, y es a mí a quien castiga, no hay derecho.

Álvaro: Haber dicho la verdad.

En ese momento entró la profesora de Tecnología, Manuela, mujer que ronda los 35 años, alta, pelirroja y con los ojos azules. Manuela se acercó a la mesa donde estaban Álvaro y Anita y les saludó.

Manuela: Hola chicos, ¿Qué tal?

Anita: Mal, la profesora de Física me ha castigado por esperar a Álvaro y llegar tarde, y lo gracioso es que a él no le ha castigado por decir la verdad.

Manuela: Si hubieses dicho la verdad no estarías castigada, de todas maneras hablaré con Antonia haber si te puede quitar el castigo.

Manuela les guiñó un ojo y se sentó en la mesa del profesor, pasó lista y empezó ha dar clase.

Manuela: Hoy iremos al taller ha hacer el proyecto del molino eolico que tanto estabais deseando hacer, vamos yendo al taller.

Después de haber salido toda la clase, Manuela cerró el aula y fue al taller acompañado de Álvaro, porque Anita se había ido con Andrea y Noelia.

Manuela: Gracias por esperarme Álvaro.

Álvaro:
De nada profe, la verdad es que quería comentarla una cosa.

Manuela: ¿El qué?

Álvaro: ¿No cree que hoy es un día raro?

Manuela: No entiendo lo que me quieres decir con eso.

Álvaro: No se explicarlo, es como si fuese a pasar algo que no debería pasar.

Manuela miró a Álvaro y sonrió.

Manuela: No se si tienes razón o no, pero lo que espero es que si tienes razón no sea en esta hora, porque espero no tener que acompañar a nadie al hospital por accidentes en el taller.

Álvaro: (Riéndose) De acuerdo, pero como no nos demos prisa no podremos evitar lo que estén haciendo ahora mismo.

Manuela asintió y, junto con Álvaro, fue corriendo al taller, donde Noelia y Anita intentaban poner orden entre los alumnos.

Manuela: (Gritando) ¡Orden!

Al decir Manuela eso, los alumnos se sentaron en sus respectivos lugares y se hizo el silencio.

Noelia: Eres fantástica profe.

Anita: Llevamos intentando poner orden todo el rato y no se ha callado nadie.

Manuela: (Sonriendo) Para algo soy la profesora, sentaos ya, que vamos ha empezar.

Anita, Álvaro y Noelia se sentaron con Andrea en su sitio del taller.

Manuela empezó ha explicar el procedimiento del proyecto y, cuando termino, se pusieron ha hacer el proyecto. Cuando sonó el timbre Álvaro, Anita, Andrea y Noelia fueron a Biología, no sin antes despedirse de Manuela.

Cuando llegaron a la puerta del edificio donde les tocaba clase, se encontraron con Teresa, su profesora de Biología, mujer de 40 y pocos años, rubia con los ojos verdes.
Teresa: Hola, ¿de dónde venís?

Anita: De Tecnología, acabamos de tener clase con Manuela.

Teresa observó a sus alumnos con detenimiento y sonrió.

Teresa: Me parece muy bien que vengáis de Tecnología, pero la próxima vez intentad no venir cubiertos de polvo.

Teresa se rió de las caras con las que sus alumnos miraron sus ropas y se las sacudían con el fin de quitar esa capa de polvo que las cubría.

Andrea: Ya esta, limpios los cuatro.

En ese momento entraron en el aula y se separaron de Teresa, quien se puso ha dar clase.

Después de la clase, Anita fue al laboratorio de Física, en donde Antonia la había castigado, y Álvaro bajó al recreo donde se encontró con Patricia, chica de 16 años castaña rizada y ojos negros, y Carlos, chico de 16 años alto con el pelo negro muy largo.

Patricia: ¿Y Anita?

Álvaro: Esta castigada con Antonia.

Carlos: Siempre igual.

Álvaro y Patricia miraron a Carlos y se rieron de su comentario, en ese momento apareció Sheila, chica de 14 años, rubia con los ojos azules, que venía muy alterada.

Sheila: ¡Rápido! ¡El Instituto arde!

Rápidamente, Álvaro, seguido por Patricia, Carlos y Sheila, se acercó al Instituto, donde Manuela y Teresa estaban poniendo orden entre los alumnos.

Álvaro: ¡¿Qué pasa?!

Teresa: ¡¿No lo ves?!

Manuela: El instituto se esta quemando, estamos poniendo orden entre los alumnos, ¿Y Anita?
La cara de Álvaro se contrajo en una mueca de terror, y sin que Teresa, ni Manuela pudieran impedirlo, Álvaro se adentró en el edificio en llamas buscando a Anita.

Álvaro: ¡Anita!

Álvaro entró como un huracán en el laboratorio de Física, en donde se encontró a Antonia en el suelo, probablemente desmayada, y a Anita un poco más allá debajo de una mesa.

Álvaro: ¡¿Estás bien?!

Anita miró a Álvaro asustada, justo en el momento que algo empujaba a Álvaro por detrás, haciendo que cayera al lado de Anita.

Álvaro: ¿Qué demonios?

En ese momento sucedieron muchas cosas, Anita se agarró a Álvaro, Manuela y Teresa entraron en el laboratorio, Antonia despertó y un sonido extraño se oyó en el laboratorio justo cuando algo se abría en el suelo, debajo de Anita y Álvaro.

Antonia, Manuela y Teresa: ¡Cuidado!

Demasiado tarde, la grieta se cerró llevándose a Álvaro y Anita con ella.

Manuela: ¡Salgamos de aquí!

Manuela, Teresa y Antonia salieron del edificio corriendo, Sheila se las acercó y detrás de ella venían Carlos y Patricia.

Sheila: ¿Y Álvaro?

Manuela: Una grieta se lo ha tragado, al igual que a Anita.

Sheila, Patricia y Carlos se quedaron con la boca abierta. Antonia fue la primera en reaccionar.

Antonia: Debemos comentar esto inmediatamente con el señor director.

En ese momento llegó Darío, el profesor de Ética de 50 años, pelo canoso y bajito.

Darío: Lo siento Antonia, el director ha desaparecido.

En el patio reinó el silencio.

Antonia: No puede ser.

Darío miró a Antonia y asintió con la cabeza.

Darío: Sí, Antonia, el director ha desaparecido.

Sheila: ¿Qué vamos ha hacer sin director?

En ese momento llega Victoria, la profesora de Lengua de unos 45 años, castaña rizada y con los ojos negros.

Victoria: El fuego se ha apagado.

Teresa: Menos mal, pero sin nadie que lo dirija, el instituto se caerá.

Manuela: Siempre se puede elegir a otra directora.

Carlos: Elecciones de director, suena tenebroso.

Todos los que están allí se ríen y miran a Carlos.

Antonia: No es tenebroso como dices tú, solo es aburrido.

Llegan Noelia y Andrea, esta última muy asustada.

Noelia: Andrea, por dios, ya paso.

Patricia: ¿Qué la pasa?

Noelia: Está asustada por el incendio.

Manuela se acerca a ella y la da un caramelo. Andrea lo coge agradecida y se lo come.

Manuela: Ya paso, no te preocupes.

Todos miraron al edificio preguntándose lo que se avecinaba.

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